sábado, 3 de dezembro de 2011



Soneto LXIV

De tanto amor mi vida se tiñó de violeta
y fui de rumbo en rumbo como las aves ciegas
hasta llegar a tu ventana, amiga mía:
tú sentiste un rumor de corazón quebrado

y allí de la tinieblas me levanté a tu pecho,
sin ser y sin saber fui a la torre del trigo,
surgí para vivir entre tus manos,
me levanté del mar a tu alegría.

Nadie puede contar lo que te debo, es lúcido
lo que te debo, amor, y es como una raíz
natal de Araucanía, lo que te debo, amada.

Es sin duda estrellado todo lo que te debo,
lo que te debo es como el pozo de una zona silvestre
en donde guardó el tiempo relámpagos errantes.

Pablo Neruda

Entardecer na Praia da Luz

Espreguiçados, os ramos 
das palmeiras filtram 
a luz que sobra 
do dia. É já noite 
nas folhas. O branco 
das paredes recolhe 
o sangue e o vinho 
de buganvílias 
e hibiscos. Bebe-os 
de um trago: saberás 
que, mais do que cegueira, a noite 
é uma embriaguez perfeita. 

Albano Martins